CARMELITAS MISIONERAS
PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL 2020
“DESARROLLO HUMANO: VALORES Y SABERES EN ACCIÓN”
CARMELITAS MISIONERAS
PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL 2020
“DESARROLLO HUMANO: VALORES Y SABERES EN ACCIÓN”


¿QUIENES SOMOS?
Las Carmelitas Misioneras somos fruto del proceso de búsqueda y de la experiencia
interior de Francisco Palau Quer, un Carmelita Descalzo místico y profeta del siglo XIX.
- “Siempre abierto a la pregunta existencial”
- “Siempre en camino de frontera.”
- “Siempre contemplativo en misión.”
Francisco Palau intuyó, comprendió y asimiló el mandamiento de Jesús en clave de COMUNIÓN: amor a Dios – amor al prójimo. Esta íntima convicción alentó su vida y su Obra: Tu amor es UNO y se llama IGLESIA.
Intentamos vivir la centralidad del Misterio de la Iglesia: Contemplación y anuncio de su belleza; y servicio generoso al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia. El misterio de la Iglesia es para nosotras como el prisma a través del cual contemplamos toda la realidad de la vida cristiana, nuestra consagración y el compromiso de servicio a los hermanos en la historia concreta que nos toca vivir.
ALGO MÁS QUE UN “NOMBRE”
CARMELITAS MISIONERAS
- Un sueño en Francia (1840 – 1851)
- Un lanzamiento Pastoral en Barcelona ( 1851…)
- Una inquietud en Ibiza ( 1854 – 1860)
- Una realidad en Menorca ( 1860 – 1861)
- … y desde Vallcarca
- “Els Penitents”, paso a paso, una proyección universal (1862 – 1872).
Del contagio de la experiencia Mística (Ciudadela) y como fruto de ella, se consolidan grupos de hombres y mujeres que tratan de vivirla y compartirla con otros, dando lugar al nacimiento del Carmelo Misionero. En el año 1862 el Fundador establece dos comunidades constituidas de Hermanos y Hermanas en Barcelona (Zona de Vallcarca – “Els Penitents”). A la muerte de Francisco Palau, diez años más tarde, la Congregación de Carmelitas Misioneras era ya una realidad conformada por varias comunidades de mujeres que reúnen en si el espíritu contemplativo en misión y el estilo fraterno del Carmelo Teresiano.
Tenemos a María como: Tipo y modelo de la Iglesia; Reina y Señora del Carmelo. Maestra de Virtudes y espejo en donde podemos contemplar a la Iglesia.
Esta conjunción propicia muy pronto el desarrollo de un fuerte dinamismo misionero. Actualmente las Carmelitas Misioneras estamos extendidas en varios países de los cinco continentes.


NUESTRA ESPIRITUALIDAD
Nuestra espiritualidad hunde sus raíces en el Carmelo Teresiano, vivido al estilo de Francisco Palau. Se centra en la vivencia del misterio eclesial como misterio de comunión: Dios y los prójimos. Esto se concreta en la llamada a la comunión fraterna, la actitud contemplativa en el trato amistoso con Dios y escucha de su Palabra, el espíritu misionero, que nos hace salir hacia los que más nos necesitan.
Ser profetas y signos visibles de comunión supone también, avanzar en la misión compartida, valorando la complementariedad y fortaleciendo el sentido comunitario de la vida y la misión.
Hacer de la Eucaristía el centro de la vida (MRel 3, 1-12; 4, 22-24. 28; 11,4), como realización máxima de la unión con Dios y los hermanos, nos urge a hacerla expresión viva en la fraternidad y en el compartir con los pobres, anticipando así el banquete universal del Reino.
Presencia de María, como figura y tipo perfecto de la Iglesia, modelo de entrega a la voluntad de Dios y de entrega gratuita y generosa a los demás.
NUESTRA MISIÓN
El Carmelo Misionero hereda de su fundador la disposición y el talante misionero para ir “donde la gloria de Dios me llame”.
Francisco Palau percibe con mucha claridad lo que han de hacer sus hijas:
- Allí donde hay
- una herida que sanar
- una pena que aliviar
- un gozo que celebrar
- una esperanza que resucitar
- una persona a la que dignificar
- una injusticia que vencer
- una certeza que confirmar
- una fe y un amor que compartir …
ahí intentamos plantar nuestra tienda como carmelitas misioneras. “Mírale en este cuerpo que es su Iglesia, llagado, crucificado. indigente, perseguido, despreciado y burlado. Y bajo esta consideración, ofrécete a cuidarle y prestarle aquellos servicios que estén en tu mano”.
Siempre en busca de nuevos horizontes, somos mujeres sencillas, pero valientes, abiertas a la universalidad, siempre amigas de abrir fronteras y caminos de diálogo y colaboración. Comprometidas con la historia, nos sentimos enviadas a estar cerca de la gente, al servicio de un mundo herido y necesitado; sensibles y solidarias con los pobres y excluidos, implicadas en proyectos de promoción a favor de la mujer, desplazados, inmigrantes; con nuevas formas de presencia que respondan a los desafíos de la misión hoy como las poblaciones indígenas olvidadas. “… yo te envío y en medio del choque te diré lo que tienes que hacer”.
Así, el anuncio del Evangelio se realiza de múltiples formas como era el deseo de nuestro fundador: la dedicación a la misión que sea más necesaria en cada lugar y en cada momento. Hoy son varias naciones las que cuentan y acogen nuestra presencia orante fraterna y misionera en los cinco continentes. “Mi misión se reduce a anunciar a los pueblos que tú, Iglesia, eres infinitamente bella y amable”.
De esta forma la congregación realiza su actividad apostólica en la educación cristiana, la acción en el campo de la salud, la misión “ad gentes”, la pastoral social, la pastoral de la juventud, la pastoral de la espiritualidad y otras formas de evangelización. “Amor a Dios, amor al prójimo: éste es el objeto de mi misión”.
Y seguimos ensanchando la tienda, renaciendo y creciendo en misión compartida con los laicos.
EDUCACIÓN
El Padre Palau considera que para ejercer el amor al prójimo, es importante llevar a cabo la misión de la enseñanza, considerándolo como ALTO Y SUBLIME MINISTERIO confiado a nuestras manos.
Misión que desde el inicio de la congregación, las Carmelitas Misioneras hemos querido llevar a cabo con la ilusión de sentir que la educación es el mejor servicio que se puede prestar a la sociedad, pues es la base de toda transformación de progreso humano, tanto personal como comunitario.
“Enseñad nos manda nuestro adorable Maestro Jesucristo (…) Siendo tal la constitución física y moral del hombre, su progreso y su marcha por el camino de las virtudes pide y exige una enseñanza paulatina y que dure toda la vida.”
El Papa Francisco considera a los docentes “¡Artesanos de humanidad! ¡Y constructores de la paz y del encuentro!” así como “..inspiradores y motivadores de niños, adolescentes y jóvenes que necesitan quien los acompañe en sus inquietudes, en sus luchas, en sus sueños, en sus ansias de libertad y búsqueda de la verdad”.